Enumeramos los estilos de decoración más recurrentes para que encuentres el que mejor se adapta a ti. ¿Con cuál te quedas? Tienes cinco para elegir, ¡suerte!

«La vivienda no es sólo un bien inmobiliario, es también una forma de consolidación espiritual». Estas palabras de Mario Benedetti corroboran la idea de que nuestra casa es nuestro templo, es el lugar en el que nos sentimos seguros. El espacio en el que habitamos es un reflejo de nuestra personalidad que desvela nuestros no solo nuestros gustos, sino nuestros sentimientos y la manera en que encendemos la vida. Por ello, la decoración representa una declaración de intenciones y el estilo que escogemos para recrear una atmósfera en nuestro hogar denota nuestra esencia, nos hace sentir bien e influye en nosotros.

Aquí desglosamos diferentes estilos decorativos para que encuentres el que mejor se adapte a tu gusto.

Estilo minimalista

La premisa menos es más define esta tendencia decorativa que se caracteriza por la búsqueda de simplificar al máximo y prescindir de los elementos que no resulten esenciales. Original de Estados Unidos en la década de los años 60, este estilo es perfecto para aquellas personas que se sienten cómodas en espacios simples y serenos. Pocos muebles, líneas rectas y ausencia de ornamentaciones superfluas en los espacios diáfanos consiguen, sin embargo, crear un estilo que apuesta por ambientes en los que se destila calidez y belleza.

Estilo étnico

A través de la conjugación de distintos elementos, con esta tendencia se busca recrear la esencia de un lejano país alejado de occidente. La fascinación por otras culturas y su artesanía se reflejan en este estilo que evoca ambientes cálidos y luminosos con una estética pegada a la tierra y a la cultura local a través de elementos elaborados de forma artesanal. Tejidos estampados, muebles y accesorios confeccionados en madera y piezas de estaño, cobre o latón conforman son característicos de esta tendencia cálida y acogedora.

Estilo nórdico

Probablemente es la tendencia decorativa que más adeptos ha conseguido en los últimos años. En el estilo escandinavo la paleta de colores está muy definida, encabezada por los colores blancos, grises, beiges y tonos apagados, y matizada por unos contrastes suaves. En los espacios se huye de materiales ostentosos y se apuesta por las piezas de madera, ya que el principal recurso para la decoración es la madera. En textiles, los tejidos naturales como lino, algodón o lana son los reyes.

Respecto al mobiliario, la sencillez y líneas rectas combinadas con suaves curvas le dan el toque distintivo y las piezas se disponen de manera funcional y ordenada siguiendo un criterio que apuesta por la simplicidad, sin recargar las habitaciones.

Estilo clásico

Techos altos con lámparas de araña, gruesas cortinas y sedas y terciopelos en los tejidos son característicos de este estilo sofisticado y profuso en detalles donde la abundancia es fundamental. Piezas de mobiliario de maderas nobles, patas torneadas, cuberterías de plata y candelabros de brazos buscan recrear ambientes poderosos donde la simetría, el peso de la historia y el romanticismo son señas de identidad.

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